Uf! De nuevo por acá, ya son miles de vivencias y experincias por redactar: la más cruda es la que me viene a la mente ahora: "Toda una vida se va en un instante" quedan los recuerdos de los seres queridos, las obras que sembramos, lo que dejamos en la memoría de los demás pero todo lo demás se desvanece, se va y no vuelve. No acabo de comprender esa gran perdida de mi madre, antes cuando siquiera pensaba que existía la posibilidad de perderla sentía que me volvía loca de dolor y cuando estuve frente a ella inerte, mi corazón se estremecía, lloraba por dentro, mi mundo exterior era otro ahora, todo cambió y debia seguir adelante. Ya no hay días de la madre para mí, días del cumple de mi mamá, visitas dominicales a su casa para verla y estar con ella... La extraño, no hay nada que me compense su ausencia y yo tratando de vivir todos los días como ella hubiera deseado verme y buscando la armonia a mi alrededor. Comprendí que nada duele más que la ausencia de ese ser del cual debo tanto y al que quiero hasta que ya no existan sentimientos en mi; anhelo la eternidad del alma para doder llegar a ella de nuevo, abrazarla y darle un beso porque soy parte de ella y quiero volver a ella... no hay día que no esté en mis pensamientos y estar sin ella ha sido el dolor más profundo y grande que no sé cómo, pero quien lo conoce aprende a aguantar y vivir con ello.
Gracias Martha León García por todo!