Anónimo
Cada día esta frase se convierte en lo cotidiano... Hice el experimento de hoy a cualquier persona que se cruzara en mi camino darle una sonrisa y mirarla a los ojos, responder naturalmente y sin aquella respuesta automática y de enviar un mensaje a quien casi no se lo envío diciéndole lo importante que es para mí... Todo tipo de reacciones vi descubiertas en cada cara: sorpresa, confusión, ingnorancia (hacia mi), molestia, en fin... No cabe duda que ser anónimo nos pasa más y permitir recibir y sorprenderse ya no es un gesto cotidiano, no al menos en esta ciudad... Mal, mal... por esa razón me siento de vez en cuando intolerante no me permito caer en este vicio aún con que al otro día me descubra igual que la gran mayoría.
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